El Cuerpo de Deseos

El Cuerpo de Deseos
Prometeo Encadenado

sábado, 6 de marzo de 2010

Su relación con el mineral, la planta, el animal y el hombre - en vimeo y en you tube -


PARTE    I

EL MUNDO DEL DESEO PLANETARIO

Capítulo  I

SU RELACIÓN CON EL MINERAL, LA PLANTA,

EL ANIMAL Y EL HOMBRE

en vimeo, aquí
https://vimeo.com/348271737

En la doctrina Rosacruz, el universo se divide en siete mundos o estados de materia diferentes, a saber:


1. El Mundo de Dios. 2. El Mundo de los Espíritus Virginales. 3. El Mundo del Espíritu Divino. 4. El Mundo del Espíritu de Vida. 5. El Mundo del Pensamiento. 6.El Mundo del Deseo. 7.El Mundo Físico.


Esta división no es arbitraria sino necesaria, porque la substancia de cada uno de esos Mundos está sujeta a leyes que prácticamente no obran en los otros.

Por ejemplo: en el Mundo Físico, la materia está sujeta a la gravedad, contracción y dilatación. En el Mundo del Deseo no existe ni frío, ni calor y los cuerpos ascienden o descienden con toda facilidad. La distancia y el tiempo son también factores predominantes en el Mundo Físico, mientras que casi no existen en el Mundo del Deseo.
La materia de estos mundos varía además en densidad, siendo el Mundo Físico, el más denso de los siete.
Cada Mundo se subdivide en siete Regiones o subdivisiones de la materia que lo compone.
La materia de deseos del Mundo del Deseo persiste a través de las siete subdivisiones o regiones, como material para la incorporación del deseo. Así como la Región Química es el reino de la forma y así como la Región Etérica es el dominio de las fuerzas que producen las actividades de la vida y de las formas, permitiendo a éstas vivir, moverse y propagarse, así también las fuerzas del Mundo del Deseo, trabajando en el cuerpo denso vivificado, lo
impelen a moverse en tal o cual dirección.
Si existieran solamente las actividades de las Regiones Químicas y Etérica del Mundo Físico, habría formas vivientes, capaces de moverse, pero sin incentivo alguno para hacerlo. Este incentivo lo proporcionan las fuerzas cósmicas activas en el Mundo del Deseo y, sin esta actividad, que obra en todas las fibras del cuerpo vitalizado, impulsando a la acción en tal o cual dirección, no habría experiencia ni crecimiento moral. Las funciones de las diversas clases de éteres es impulsar el crecimiento de la forma, pero sólo evolucionan hacia grados superiores, respondiendo a las sucesivas exigencias del crecimiento espiritual. Vemos pues la gran importancia de esta región de la Naturaleza.
Deseos, anhelos, pasiones y sentimientos se expresan en la materia de las diferentes regiones del Mundo del Deseo, como las formas y los rasgos en la Región Química del Mundo Físico. Aquellos toman formas que duran más o menos tiempo, de acuerdo con la intensidad del deseo, anhelo o sentimiento que encierra. En el Mundo del Deseo, la distinción entre fuerza y materia no es tan definida y aparente como en el Mundo Físico. Casi se puede decir que en el primero las ideas de fuerza y materia son idénticos y cambiables. No es así en absoluto, pero podemos afirmar que en cierto grado, el Mundo del
Deseo se compone de fuerza-materia.
Cuando hablamos de la materia del Mundo del Deseo, si bien es cierto que es un grado menos densa, que la del Mundo Físico, no debemos imaginarnos absolutamente por eso, que esa materia sea materia física sutilizada.
Aunque la montaña y la margarita, el hombre, el caballo y un pedazo de hierro, estén compuestos de una substancia atómica última, no por eso queremos decir que la margarita sea una forma o clase de hierro más fina o sutil. Similarmente, es imposible explicar con palabras el cambio o diferencia que sufre, la materia física cuando se convierte en materia emotiva o de deseos. Si no hubieran diferencias, las leyes del Mundo Físico obrarían en aquella, lo que no sucede.
La ley que rige la materia de la Región Química, es la inercia, la tendencia a permanecer en statu quo. Se necesita cierta suma de energía para vencer esa inercia, para hacer que un cuerpo que está en reposo se mueva o, para detener a uno que esté en movimiento. No sucede así, sin embargo, con la materia que compone el Mundo del Deseo. Esa materia en si misma, es casi viviente y está en un movimiento incesante, fluídico, que puede adoptar todas las formas imaginables e inimaginables, con inconcebible facilidad y rapidez, brillando
al mismo tiempo con millares de cambiantes colores, no comparables a nada de lo que conocemos en nuestro estado de conciencia física. Las irradiaciones iridescentes y polícromas de una concha de nácar en movimiento, sobre la que cayera la luz del Sol, daría quizás una idea levísima de aquella.
El Mundo del Deseo es luz y color siempre cambiantes, en el que las fuerzas animales y humanas se entremezclan con las fuerzas de innumerables Jerarquías de seres espirituales, que no aparecen en nuestro Mundo Físico, pero que son tan activos en el Mundo del Deseo, como lo somos nosotros aquí.
La fuerzas emitidas por esta variada y vasta hueste de Seres, moldea la materia siempre cambiante del Mundo del Deseo en formas innumerables y diferentes de mayor o menor durabilidad, de acuerdo con la fuerza o impulso que les dio nacimiento.
Los tres Mundos de nuestro planeta (el Mundo del Pensamiento, el Mundo del Deseo y el Mundo Físico) son actualmente el campo donde se desarrolla la evolución para cierto número de reinos de vida, en varios grados de desarrollo. Únicamente cuatro de éstos nos interesan por el momento: el mineral, el vegetal, el animal y el humano.
Estos cuatro reinos están relacionados con los tres Mundos, de diferente manera, de acuerdo con el progreso que esos grupos de vidas evolucionantes han hecho en la escuela de la experiencia.
Para manifestar sentimiento y emoción, es necesario tener un vehículo compuesto por materiales del mundo del Deseo.
Es necesario tener un cuerpo vital, un cuerpo de deseos, etc., separados para expresar las cualidades correspondientes de cada región, porque los átomos del Mundo del Deseo, del Mundo del Pensamiento y aún de los mundos superiores interpenetran al mineral lo mismo que al cuerpo humano y si la interpenetración del éter planetario, que es el éter que envuelve los átomos del mineral, fuera suficiente para permitirle el sentimiento y la propagación, su interpenetración por el Mundo del Pensamiento, sería también suficiente para permitirle pensar, lo que no puede hacer porque carece de un vehículo separado. Está penetrado solamente por el éter planetario y, por lo tanto, es incapaz de crecimiento individual. Únicamente el éter más inferior de los cuatro, el químico, está activo en el mineral, siendo debidas a éste las fuerzas químicas en los minerales.
Habiendo notado las relaciones de los cuatro reinos, con la Región Etérica del Mundo Físico, estudiaremos ahora su relación con el Mundo del Deseo.
Aquí nos encontramos con que , tanto los minerales como las plantas, carecen de cuerpo de deseos separado. Están compenetrados únicamente por el cuerpo de deseos planetario, o sea el Mundo del Deseo. Careciendo de vehículos separados, son incapaces de sentir, de desear, de emocionarse, que son facultades que pertenecen al Mundo del Deseo. Cuando se rompe una piedra, ésta no siente; pero sería erróneo deducir que no hay sentimiento alguno, relacionado con tal acto. Esta es la teoría del materialista y la de la multitud incapaz de comprender. Pero el ocultista sabe que no hay acto alguno, grande o pequeño, que no sea sentido a través de todo el universo y si bien la piedra no puede sentir por carecer de un cuerpo de deseos individual, si lo siente el espíritu de la Tierra, porque es Su cuerpo de deseos el que compenetra la piedra. Cuando un hombre se corta un dedo, como éste no posee cuerpo de deseos separado, tampoco siente el dolor, pero si lo siente el hombre, porque es su cuerpo de deseos el que compenetra el dedo. Si se arranca de raíz una planta, el Espíritu de la Tierra siente lo mismo que si al hombre le arrancaran un cabello. La tierra es un cuerpo viviente y sensitivo y todas las formas que carecen de un cuerpo separado de deseos, por medio del cual pueda el Espíritu sentir, están incluidos en el cuerpo de deseos de la tierra y ese cuerpo siente. El romper una piedra o cortar una flor produce placer a la Tierra, mientras que arrancar una planta de raíz le produce dolor.
En la planta no hay cuerpo de deseos separado, de ahí que no siente pasión. Y dirige sus órganos de generación la flor, casta e inocentemente hacia el Sol, llena de belleza y de pureza.
En el hombre el cuerpo de deseos individual debe necesariamente producir la pasión y el deseo, salvo que esté subyugado por algún medio. Por lo tanto, el  hombre es la inversión de la casta planta, figurativa y literalmente, porque aquél es apasionado y dirige sus órganos creadores hacia la Tierra y se avergüenza de ellos. La planta absorbe el alimento por las raíces; el alimento del hombre entra a su cuerpo por la cabeza. El hombre inhala oxígeno vivificante y exhala el tóxico dióxido de carbono. Este lo absorbe la planta, la que extrae el veneno y devuelve el principio que ha de vitalizar al hombre.
El Mundo Planetario de Deseos vibra a través de los cuerpos denso y vital del animal y del hombre, de la misma manera que compenetra el mineral y la planta, pero además de esto el animal y el hombre poseen cuerpos de deseos separados, que los capacitan para tener deseos, emociones y pasiones. Existe una diferencia sin embargo. El cuerpo de deseos del animal, está formado enteramente por materia de las regiones más densas del Mundo del Deseo, mientras que aún en el caso de las razas humanas más bajas, tiene incorporado un poco de materia de las regiones superiores en la composición de su cuerpo de deseos. Los sentimientos de los animales y de las razas humanas primitivas, se refieren casi por completo a la gratificación de los deseos y pasiones más bajas que encuentran su expresión en la materia de las regiones inferiores del cuerpo de deseos.
El cuerpo de deseos está radicado en el hígado, así como el vital lo está en el bazo.
En todos los seres de sangre caliente, que son los más altamente desarrollados y que poseen sentimientos, pasiones y emociones, que se exteriorizan en el mundo, que realmente viven, en todo el sentido de la palabra, ya que no vegetan meramente, en tales seres las corrientes del cuerpo de deseos fluyen hacia el exterior por el hígado. La materia de deseos está continuamente fluyendo en corrientes que circulan a lo largo de líneas curvas hacia todos los puntos de la periferia del ovoide y entonces retornan al hígado, a través de cierto número de vórtices, de la misma manera que el agua hirviendo fluye continuamente hacia arriba para volver hacia abajo una vez completado su ciclo.
Las plantas carecen de este principio impulsivo y vigorizante y, por lo tanto, no pueden manifestar vida y movimiento en la forma en que lo hacen los organismos más desarrollados.
Donde hay vitalidad y movimiento, pero no sangre roja, no existe tampoco cuerpo de deseos separado. El ser se halla simplemente en la etapa de transición de la planta al animal y, por lo tanto, sólo se mueve bajo el impulso y gracias a la fuerza del Espíritu-Grupo.
En los animales de sangre fría que tienen hígado y sangre roja, existe un cuerpo de deseos separado y el Espíritu-Grupo dirige las corrientes hacia dentro, porque en su caso el espíritu separado (del pez o reptil individual, por ejemplo), está completamente fuera del vehículo denso.
Cuando el organismo ha evolucionado hasta tal punto que el espíritu separado puede empezar a entrar dentro de sus vehículos, entonces comienza el Espíritu individual a dirigir las corrientes hacia fuera, y vemos el principio de la existencia pasional y de la sangre caliente. La sangre roja y caliente del hígado, suficientemente evolucionada como para contener un Espíritu interno, es la que fortalece las corrientes que se lanzan hacia fuera, lo que es causa de que el hombre y el animal, manifiesten deseos y pasiones. En los animales, el espíritu no está aún completamente dentro de sus vehículos. Los mamíferos actuales, que han alcanzado en su estado animal la sangre roja y caliente son, por lo tanto, capaces de experimentar deseo y emoción, hasta cierta medida.
El espíritu animal ha alcanzado en su descenso, únicamente el Mundo del Deseo. No se ha desarrollado todavía hasta el punto en que pueda "entrar" en un cuerpo denso. Por lo tanto, el animal no tiene Espíritu interno, pero sí un Espíritu-Grupo que le dirige desde fuera. El animal tiene cuerpo denso, cuerpo vital y cuerpo de deseos, pero el Espíritu-Grupo que los rige, se halla externamente. El cuerpo vital y el cuerpo de deseos del animal, no están completamente dentro del cuerpo denso, especialmente en lo que concierne a su cabeza.
El deseo impele todas las formas a moverse; el pájaro vuela, y el animal recorre la tierra en su deseo de encontrar comida y amparo, o con el fin de procrear; el hombre es también movido por esos deseos, pero tiene otros y más altos impulsos para estimularlo al esfuerzo, entre ellos está el deseo de rapidez en la moción que le condujo a construir locomotoras y otras máquinas que se mueven de acuerdo a su deseo.
Si no hubiera hierro en la montaña, el hombre no podría construir máquinas.
Si no hubiera arcilla en el suelo, la estructura ósea del esqueleto, sería una imposibilidad, y si no hubiera un Mundo Físico con sus sólidos, líquidos y gases, este cuerpo denso nuestro, nunca hubiera podido venir a la existencia.
Razonando de un modo similar, comprenderemos que si no hubiera un Mundo de Deseo compuesto de materia de deseos, no tendríamos ningún medio para formar sentimientos, emociones y deseos. Un planeta compuesto con los materiales que percibimos con nuestros ojos físicos y ninguna otra substancia, podría ser la morada de plantas que crecerían inconscientemente, pero que no tendrían deseos que las hicieran crecer. Los reinos humano y animal, serían por lo tanto una imposibilidad.
Los animales y el hombre tienen cuerpos de deseos y están, por lo tanto, dominados por dos sentimientos gemelos y por dos fuerzas gemelas. Un tigre de la jungla pasará ante un pan con toda indiferencia, pero si sentirá interés por el poseedor del pan; su interés despertará la fuerza de atracción y tratará de matarlo. Este acto de destrucción no es, en manera alguna, ni el fin ni el objeto del tigre, sino un paso necesario para la asimilación. Si el tigre, viera a otra fiera que estuviera tramando algo sobre lo que aquél consideraba su botín, también le producirá interés. Pero en este caso el sentimiento de interés despertará la fuerza de repulsión y se producirá una lucha, siendo el objeto de la misma la destrucción del adversario. En el caso mencionado y en los casos en que los deseos animales del hombre son factores integrantes, estos dos sentimientos gemelos y esas dos fuerzas gemelas operan análogamente, pero hay una diferencia en la composición del cuerpo de deseos del hombre y del animal.
El cuerpo de deseos de un animal, está compuesto solamente por materia de las cuatro regiones inferiores del mundo del Deseo. De ahí que sea incapaz de sentir más que deseos animales de alimento, defensa o análogos. Un santo sentiría agudos remordimientos por haber expresado inadvertidamente alguna palabra dura e hiriente; los tigres permanecen tranquilos sin el menor sentimiento, por haber obrado mal, aunque maten diariamente. La razón es que el cuerpo de deseos del hombre está compuesto de materia de todas las siete regiones del Mundo del Deseo, así que es capaz de sentir más sutil y más elevadamente que el animal.

del libro "El Cuerpo de Deseos", de Max Heindel

en vimeo, aquí

en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=3n6kU1Cu-fs&feature=youtu.be

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