El Cuerpo de Deseos

El Cuerpo de Deseos
Prometeo Encadenado

sábado, 6 de marzo de 2010

El Purgatorio - en vimeo y en you tube -


Capítulo XI

EL PURGATORIO
en vimeo, aqui

Después de la muerte, el Ego asciende gradualmente a través de las diferentes regiones espirituales, hasta el Tercer Cielo, y cuando llega el tiempo de renacer, entonces comienza a descender gradualmente a través de la Región del Pensamiento Concreto, el Mundo del Deseo y el éter del plano físico... El autor...está seguro que ninguno de sus amigos nunca ha subido a las partes superiores del Mundo del Deseo o a la Región del pensamiento Concreto, sin pasar primeramente a través del éter y el plano más bajo del Mundo del Deseo, que es la región purgatorial.

El Purgatorio ocupa las tres regiones inferiores del Mundo del Deseo. El Primer Cielo está en las tres regiones superiores. La Región central es una especie de territorio neutral o limítrofe, ni cielo, ni infierno.
El objeto del Purgatorio, es borrar los malos hábitos, haciendo imposible su gratificación. El individuo sufre exactamente lo que ha hecho sufrir a otros con su deshonestidad, crueldad, intolerancia o lo que fuere. Por este sufrimiento aprende a obrar cariñosa, honesta, benévolamente y con toda paciencia para los demás en el futuro.
La ley que estamos considerando ahora, es la Ley de Consecuencia. En el Mundo del Deseo, obra purgando al hombre de sus deseos inferiores, corrigiendo las debilidades o vicios que obstaculizan su progreso, haciéndolo sufrir de la manera más adaptada a ese propósito. Si ha hecho sufrir a otros o se ha portado injustamente con ellos, tendrá que sufrir de idéntica manera.
Pero debe notarse, sin embargo, que si una persona ha estado sujeta a vicios, pero se ha arrepentido y en lo posible deshecho el mal causado, tal arrepentimiento, reforma y restitución lo ha purificado de esos vicios y malas acciones. El equilibrio ha sido restablecido y la lección se ha aprendido durante esa encarnación y, por lo tanto, no causará sufrimiento después de la muerte.
En el Mundo del Deseo se vive tres veces más rápidamente que en el Mundo Físico. Un hombre que haya vivido cincuenta años en el Mundo Físico, viviría los mismos sucesos en el Mundo del Deseo, en unos dieciséis años.
Esto es, por supuesto, generalmente hablando. Hay personas que permanecen en el Mundo del Deseo mucho más tiempo que el que pasaron en su vida física. Otros, por el contrario, que han abandonado la vida con muy pocos deseos groseros, pasan por ese Mundo en un período de tiempo mucho más corto; pero el tiempo indicado es el usual en lo que se refiere al hombre corriente del día.
Debe recordarse que conforme el hombre deja el cuerpo denso al morir, su vida pasada se despliega ante él en imágenes, pero entonces las mismas no producen ningún sentimiento.
Durante su permanencia en el Mundo del Deseo estas imágenes de su vida se despliegan hacia atrás como antes, pero ahora tiene el hombre todos los sentimientos que le es posible tener, conforme las escenas van pasando una a una ante él. Cada incidente de su pasada vida, vuelve a ser vivido de nuevo.
Cuando ha llegado al punto en que ha injuriado a alguien, él mismo sufre el dolor que sufrió la persona injuriada. Vive todas las tristezas y sufrimientos que causó a los demás y aprende cuan dura de soportar fue la herida o la tristeza que él causó. Además, existe el hecho ya mencionado, de que el sufrimiento es mucho más intenso porque ya no hay cuerpo denso que lo mitigue un tanto. Quizás por eso está disminuida la duración de la vida en un tercio allí. El sufrimiento pierde en duración lo que gana en intensidad. Las medidas de la Naturaleza son maravillosamente justas y ciertas.
Hay otra característica peculiar a esa fase de la existencia post-mortem que está íntimamente relacionada con el hecho ya mencionado de que la distancia está casi suprimida en el Mundo del Deseo. Cuando un hombre muere, le parece que surge y se hincha en su cuerpo vital; que crece inmensamente hasta adquirir proporciones colosales. Este sentimiento es debido, no a que el cuerpo crezca realmente, sino a que las facultades perceptivas reciben tantas impresiones de varias fuentes que parece que todas están a mano. Y lo mismo sucede con el cuerpo de deseos. Al hombre le parece que está presente ante todos aquellos con los cuales sus relaciones en la Tierra fueron de manera tal, que necesitan corrección. Si ha injuriado a un hombre en San Francisco y a otro en New York, sentirá como si una parte de sí mismo, estuviera en cada una de esas ciudades. Esto le produce un sentimiento inexplicable de estar hecho pedazos.
El estudiante comprenderá ahora la importancia del panorama de la vida pasada durante la existencia purgatorial, en la que este programa se realiza en sentimientos definidos. Si se le dejara tranquilo, sin perturbarlo, al morir, la impresión de aquel se realizará en toda su plenitud, clara y profundamente, en el cuerpo de deseos, lo que hará, la vida en el Mundo del Deseo, mucho más vivida y consciente y la purificación será más perfecta que sí, debido a los lamentos por parte de los que rodean su lecho de muerte, durante el período de tres días mencionado, el hombre sólo pudiera tener una impresión vaga de su vida pasada. El Espíritu que ha grabado en su cuerpo de deseos un recuerdo claro y profundo, comprenderá los errores de su vida pasada, mucho más clara y definidamente, que si las imágenes fuesen borrosas, debido a que la atención individual ha sido distraída por los lamentos y sufrimientos de los que lo rodeaban.
Sus sentimientos concernientes a las cosas que causan su sufrimiento actual en el Mundo del Deseo, serán mucho más definidos si se graban profundamente por medio de una impresión panorámica, clara y distinta, que si la duración de aquel proceso fuese corto.
Los así llamados muertos, pueden formar por medio de sus pensamientos cualquier prenda de vestir que quieran. Generalmente, ellos piensan que están vestidos de acuerdo a la moda del país donde ellos vivían antes de pasar al Mundo del Deseo y, por lo tanto, ellos aparecen así vestidos sin gran esfuerzo de pensamiento. Pero cuando ellos desean obtener algo nuevo o una prenda de vestir poco común, entonces naturalmente deben servirse de su fuerza de voluntad para hacer aparecer tal o cual cosa; y esa prenda de vestir dura solo tanto tiempo como la persona crea que la está usando.
Pero esa plasticidad de la materia de deseos que se presta tan bien al poder del pensamiento, puede también emplearse en otras direcciones.
Generalmente, cuando una persona deja este mundo a consecuencia de un accidente, ella se imagina desfigurada por el accidente, sea que le falte una pierna o un brazo o que tiene un agujero en la cabeza. Sin embargo, esto no le molesta, pues puede moverse en el Mundo del Deseo sin brazos o sin piernas, igual como si los tuviera; esto demuestra la tendencia del pensamiento a moldear el cuerpo de deseos. Al principio de la Primera Gran Guerra Mundial, cuando una gran cantidad de soldados pasó al Mundo del Deseo, con las más horribles lesiones, entonces los Hermanos Mayores y sus alumnos enseñaron a esos hombres que con sólo concentrar sus pensamientos en que ellos estaban sanos y normales de cuerpo, desaparecerían por completo sus horribles heridas que los desfiguraban tanto. Así lo hicieron inmediatamente.
Ahora los recién venidos, cuando se acostumbran al nuevo ambiente y comprenden las cosas del más allá, se sanan enseguida de sus heridas y amputaciones y al mirarlos nadie podría pensar que murieron a causa de un accidente en el Mundo Físico.
En consecuencia, este conocimiento es tan general ahora, que muchas personas que pasaron al más allá desde entonces, aprovecharon esta cualidad de la materia de deseos para moldearla con sus pensamientos, en los casos cuando querían cambiar el aspecto de su cuerpo. A veces los que son muy gordos quieren aparecer más delgados y, al contrario, los que son muy delgados quieren ser más gordos. Pero este cambio o transformación, no
siempre tiene éxito por mucho tiempo, debido al arquetipo, las carnes por así decir, agregadas a una persona delgada o las carnes sacadas a una persona corpulenta no quedan permanentemente en el mismo lugar, pues el hombre delgado vuelve a su silueta original y el gordo que enflaqueció, nota que está gradualmente engordando otra vez y, por lo tanto, el proceso debe repetirse.
Lo mismo ocurre con las personas que tratan de modificar su cara, moldeando otras facciones que le convienen más. Los cambios de las facciones de la cara son aún menos permanentes, pues la expresión del rostro en el mundo del Deseo, indica la naturaleza del alma, por lo tanto, lo fingido es rápidamente disipado por los pensamientos habituales de la persona.
Durante la vida física el cuerpo de deseos tiene más o menos el aspecto de una nube ovoide, que rodea al cuerpo denso. Pero cuando la persona recobra su conciencia en el Mundo del Deseo y se imagina que su cuerpo es igual al denso que tenía, entonces éste comienza a moldearse de acuerdo a lo que se cree. Esta transformación se facilita por el hecho de que el cuerpo del alma, compuesto por los dos éteres superiores -el éter luminoso y el éter reflector-, permanece todavía con el Ego. Para más claridad y mejor comprensión
recordemos que, en el período cuando el Ego está descendiendo para renacer, los dos éteres inferiores reunidos alrededor del átomo-simiente del cuerpo vital, se moldean en la matriz por los Señores del Destino -los Ángeles Archiveros y sus agentes-. Este molde se coloca en el seno de la madre, donde están enclavados los átomos o partículas físicas que gradualmente forman el cuerpo del niño hasta su nacimiento. Al nacer el niño no tiene un cuerpo del alma. Aunque los éteres superiores pueden estar presentes, éstos no se asimilan hasta mucho más tarde y, entonces, crecen por las buenas obras.
Cuando el cuerpo del alma alcanza una cierta densidad, el hombre puede  funcionar en él, como Auxiliar Invisible y durante sus "vuelos anímicos" el cuerpo de deseos se coloca fácilmente en esta matriz. Cuando el Auxiliar Invisible vuelve al cuerpo físico, el esfuerzo de la voluntad que debe hacer para entrar en éste, disuelve automáticamente la conexión entre el cuerpo de deseos y el cuerpo del alma. Finalmente cuando se termina la vida en el
Mundo Físico y se abandonan los dos éteres inferiores, el luminoso cuerpo del alma o "Vestido Dorado de Boda", queda con los vehículos superiores. Y en esa matriz se coloca el cuerpo de deseos al nacer el hombre en el mundo invisible. Y como el cuerpo del niño se forma durante la vida antenatal, de acuerdo al molde o a la matriz formada por los dos éteres inferiores, asimismo el nacimiento en el mundo invisible después de la muerte en el mundo físico, es acompañado por una impregnación con materia de deseos de la matriz, formada por los éteres superiores, para formar el vehículo que se empleará en el Mundo del Deseo.
Pero los llamados muertos, no son los únicos que pueden moldear la materia de deseos en cualquier figura que quieran. Este poder lo tienen también todos los habitantes del Mundo del Deseo, aún los elementales que a menudo usan de esa facultad de transformación para asustar o engañar al recién venido, como lo comprobaron muchas veces con consternación los neófitos que entran por primera vez en esa región. Esos pequeños diablillos son muy listos para saber cuando la persona es un extranjero, sin conocimientos de las condiciones y de las cosas de allí y, por lo tanto, parecen deleitarse en molestar a las nuevas personas, transformándose en monstruos horrendos y grotescos. Entonces ellos fingen un ataque feroz y parecen divertirse grandemente, si logran apretar a su víctima en un rincón temblando de miedo, mientras ellos están ante él castañeando los dientes como para devorarlo. Pero en seguida que el neófito se dé cuenta que, en realidad no existe nada capaz de hacerle daño, pues funcionando en sus vehículos superiores él se encuentra inmunizado contra el peligro de ser despedazado o devorado, entonces le bastará reírse tranquilamente de esos seres inofensivos o darles firmemente la orden de irse y ocuparse de otras cosas, dejándolo en paz. Así él aprende a ejercer su voluntad, pues en ese mundo todos los seres aún no individualizados son forzados a cumplir las órdenes de las inteligencias superiores y el hombre pertenece a aquellas.
Es un hecho curioso que elementales subhumanos se apegan a veces a algunas personas, a una familia, o a una secta religiosa. Sin embargo, en este último caso se pudo verificar que su vehículo no estaba formado por el cuerpo de pecado endurecido (compuesto del cuerpo de deseos y cuerpo vital entretejidos), sino que fue obtenido a través de un médium, en este caso una persona buena, común y que el éter de este vehículo se encontraba en un estado de desintegración. Para remediar a esa desintegración y para prolongar su dominio sobre el vehículo, los elementales exigen de los seres para quienes trabajan, ofrendas regulares de alimentos e incienso. Aunque, por supuesto, no pueden asimilar los alimentos físicos, ellos pueden y suelen vivir alimentándose de los vapores etéricos y emanaciones que se desprenden de aquellos, como también del humo del incienso.
Cuando el Ego se libera del cuerpo vital, se rompe su último lazo con el Mundo Físico y, entonces, penetra en el Mundo del Deseo. La forma ovoide del cuerpo de deseos, ahora cambia y asume la forma del cuerpo denso descartado. Sin embargo, los materiales que lo componen, son colocados de una manera especial, de la cual dependerá mucho la vida que llevará el difunto.
El cuerpo de deseos del hombre se compone de materiales de las siete regiones del Mundo del Deseo, como el cuerpo denso se compone de sólidos, líquidos y gases de este mundo. Pero la cantidad de materia de cada región depende de la naturaleza de los deseos que él mantiene. Los deseos groseros se forman de la substancia más densa que pertenece a la región más baja del Mundo del Deseo, y si estos son los deseos del hombre, él se forma un
vehículo burdo donde predomina la substancia de las regiones inferiores; pero al contrario si los deseos groseros son sistemáticamente descartados y se admiten sólo los puros y buenos, el cuerpo de deseos estará formado de materiales de las regiones superiores.
Actualmente, ningún hombre es totalmente malo, ni totalmente bueno; todos nosotros somos mezclas de los dos; pero puede existir y existe una distinción en la composición. En los cuerpos de deseos de algunos hay preponderancia de materiales groseros y en los otros hay preponderancia de los sutiles. De ahí la diferencia en el ambiente y en el estado del hombre al entrar en el Mundo del Deseo después de la muerte. Entonces la materia del cuerpo de deseos, aunque haciéndose parecida al cuerpo denso descartado, al mismo tiempo se arregla de tal modo, que la materia más sutil perteneciendo a las regiones superiores del Mundo del Deseo, forma el centro del vehículo y la substancia de las tres regiones inferiores está del lado exterior. Cuando la vida terrena del Ego finaliza, entonces él recurre a la fuerza centrífuga para liberarse de sus vehículos. Siguiendo la misma ley que impele al planeta a arrojar de sí al espacio la parte más densa y cristalizada, el Ego descarta primeramente el cuerpo denso. Cuando entra en el Mundo del Deseo, esta fuerza centrífuga actúa de manera de echar la materia más grosera a la parte exterior del cuerpo.
Entonces el hombre está obligado a quedarse en las regiones inferiores hasta purgarse de los deseos groseros que se encuentran en la materia de deseos densa. Por lo tanto, la materia de deseos más ordinaria siempre está en la parte exterior del cuerpo de deseos durante la estadía en el Purgatorio y se elimina gradualmente por la purgativa fuerza centrífuga, la fuerza de repulsión, que arranca todos los vicios y errores del hombre dejándolo ascender al Primer cielo, que se encuentra en la Región Superior del Mundo del Deseo. Allí domina la fuerza de Atracción e imprime en el Ego todas las buenas obras de la vida pasada bajo el aspecto de fuerza anímica. La parte descartada del cuerpo de deseos se abandona como un "cascarón" vacío.
Cuando el Ego deja el cuerpo denso, éste muere rápidamente. La materia física se pone inerte desde el momento que se encuentra despojada de la energía vivificadora, dadora de vida y se disuelve como forma. Con la materia del Mundo del Deseo no pasa lo mismo; una vez dotada de vida, la energía subsiste durante un tiempo bastante largo, aunque no recibe más el influjo de la vida y su duración depende del impulso que ha recibido. Como resultado los "cascarones" subsisten al abandonarlos el Ego, durante un tiempo más o menos largo. Ellos tienen una vida independiente y en el caso de que los Egos a quienes ellos pertenecían estuviesen imbuidos de deseos terrenos, quizás murieron en su juventud sin cumplir sus ambiciones, a veces grandes e insatisfechas, entonces estos cascarones desalmados harán esfuerzos desesperados para volver al Mundo Físico. Y muchos fenómenos en las sesiones espiritistas se deben a la actuación de los mismos. El hecho de que las comunicaciones recibidas de esos llamados "Espíritus", frecuentemente no tengan ningún sentido, no nos parecerá extraño cuando comprendamos que ellos no son "Espíritus" sino sólo una parte desalmada de la "vestidura" del Espíritu que se ha ido y, por lo tanto, no son inteligentes. Tienen memoria de la vida pasada, debido al panorama que fue grabado al morir, que les permitirá asombrar a los familiares contando incidentes de la vida privada, desconocidos para otros, pero la verdad es que ellos no son más que vestiduras descartadas del Ego, dotadas de una vida independiente durante algún tiempo.
Pero no sucede siempre que esos cascarones se queden sin alma, pues hay diferentes clases de seres en el Mundo del Deseo, que evolucionan en dicho mundo. Son buenos y malos, igual que los seres humanos y generalmente se clasifican bajo la denominación de "elementales", aunque difieren mucho por su apariencia, inteligencia y características. Nos ocuparemos de ellos sólo en la medida que su influencia se relaciona con el estado post-mortem del hombre.
A veces sucede, especialmente cuando el hombre tiene la costumbre de evocar a los Espíritus, que esos seres se apoderan del cuerpo denso en la vida terrena y hacen de él un médium irresponsable. Al principio lo atraen con enseñanzas que parecen elevadas, pero gradualmente lo hacen muy inmoral y lo peor de todo, ellos se apoderan de su cuerpo de deseos, al abandonarlo el hombre y ascender al cielo. Debido a que los impulsos contenidos en el cuerpo de deseos son la base de la vida en el cielo y son también los resortes o móviles que impelen al hombre a reencarnar para proseguir con su crecimiento, este hecho es una cosa muy seria, pues la evolución completa del hombre puede detenerse durante épocas muy largas, hasta que el elemental abandone dicho cuerpo.
Cuando lo bueno y lo malo de una vida haya sido extraído, el Espíritu descarta su cuerpo de deseos y asciende al Segundo Cielo. Entonces el cuerpo de deseos comienza a desintegrarse, como lo hicieron los cuerpos físico y vital, pero es una particularidad de la materia de deseos que una vez formada y dotada de vida, permanece así por mucho tiempo. Aún cuando la vida se escapa, sigue viviendo de un modo semi-consciente e independiente y, a veces, por atracción magnética, es atraída hacia los familiares del Espíritu a quien recubría y en las sesiones de espiritismo generalmente esos cascarones personifican al espíritu fallecido y engañan a los familiares. Como el panorama de la vida pasada está grabado en los cascarones, por lo tanto ellos poseen el recuerdo de incidentes relacionados con esos familiares, lo que hace el engaño más fácil. Pero como están desprovistos de intelecto, no se hallan en condiciones de dar un buen consejo y esto explica las cosas vacías, tontas y vulgares que ellos dicen.
Al despertar el hombre en el Mundo del Deseo, es exactamente el mismo que antes de morir pero con una sola excepción. Si alguien pudiera verlo allí lo reconocería en seguida, si lo hubiera conocido aquí. La muerte no tiene poder de transformación; el carácter del hombre no cambia, el hombre vicioso y el borracho son viciosos y disipados como antes, el avaro queda avaro, el ladrón es siempre ladrón, pero hay una transformación grande en ellos -han perdido su cuerpo denso- y en esto reside el cambio respecto a la gratificación de sus distintos deseos.
El borracho no puede beber, no tiene estómago. Puede y así lo hace, entrar en los barriles que contienen whisky, en los bares y cafés, pero esto no le da satisfacción, porque en un tonel no se producen los vapores, que sólo se generan en los órganos digestivos del bebedor. Entonces prueba el efecto que le produciría meterse en los cuerpos densos de los borrachos terrestres. Le resulta fácil hacerlo, pues el cuerpo de deseos está constituido de tal manera, que puede ocupar sin inconvenientes el mismo sitio con otra persona. Las personas "muertas" al principio se enojan frecuentemente cuando sus amigos se sientan en la silla que ellos ocupan, pero luego se dan cuenta que no hay ninguna necesidad de desocupar el asiento, por el hecho que un amigo, que todavía está en su cuerpo terreno, se aproxima para sentarse. Si alguien se sienta sobre el cuerpo de deseos, no será lastimado por tal motivo; los dos pueden ocupar la misma silla sin ninguna incomodidad para sus movimientos.
Entonces el borracho entra en el cuerpo de un bebedor, pero aún así no recibe satisfacción real y, por lo tanto, experimenta las torturas de Tántalo, hasta que el deseo muere por falta de satisfacción, de la misma manera como sucede con todos nuestros deseos en la vida terrestre.
Mientras que nuestros malos hábitos son tratados de este modo general, nuestras malas acciones específicas de la vida pasada son tratadas de la misma manera automática por medio del panorama de vida que fue grabado en el cuerpo de deseos. Este panorama empieza a desplegarse hacia atrás, de la muerte al nacimiento, al entrar el Ego en el Mundo del Deseo. Se despliega hacia atrás aproximadamente tres veces más rápidamente que los sucesos de la vida en el Mundo Físico, así que un hombre que tenía sesenta años al morir viviría los acontecimientos de su vida pasada en el Mundo del Deseo, en unos veinte años.
Recordemos que, conforme el panorama se desarrolla después de la muerte, el Ego no tenía sentimiento alguno respecto a las imágenes que se desplegaban mirándolas únicamente como espectador. Pero no sucede así cuando esas imágenes aparecen en su conciencia en el Purgatorio. Allí no siente nada por lo bueno, pero todo lo malo reacciona de tal manera, que en las escenas donde ha causado sufrimientos a alguien, él mismo sufre el dolor que sufrió la persona injuriada. El sufrimiento es más agudo, pues el cuerpo denso tiene un ritmo de vibraciones tan lento, que mitiga un poco el dolor. En el Mundo del
Deseo, donde carecemos de vehículos físicos, los sufrimientos son más intensos. Más nítida haya sido la impresión de la vida pasada en el cuerpo de deseos al morir el hombre, más sufre él y más claramente sentirá en las vidas futuras que debe desistir de todas las transgresiones u ofensas.
En el Mundo del Deseo, los éteres y el Mundo Físico, se interpenetran uno al otro, así que el avaro está en el Mundo del Deseo igual como estaba cuando poseía un cuerpo físico. Generalmente la gente no comprende que la materia más densa que compone las regiones más bajas del Mundo del Deseo y el Éter Químico (que es el inferior de los cuatro éteres) y aún los gases físicos están tramados muy estrechamente y forman la capa exterior de todo Espíritu que ha sido recién liberado de su cuerpo físico. Esos Espíritus, por lo tanto, moran
en la región inferior del Mundo del Deseo, estando en contacto tan estrecho con el Mundo Físico que el autor se ha maravillado más de una vez que los hombres no puedan verlos.
Así que el avaro y todos los otros que han abandonado recién el cuerpo físico ven a la gente de este mundo más nítidamente que ellos ven las cosas del Mundo del Deseo, donde se encuentran. Así como el hombre queda cegado al exponerse al sol y debe acostumbrarse a distinguir las cosas ajustando el foco de su vista, así también los Espíritus que entran en el Mundo del Deseo al morir, necesitan algún tiempo para ajustarse a las nuevas condiciones. Y el material más denso de su cuerpo, que se echa hacia la periferia por la fuerza centrífuga de Repulsión, los mantiene apegados a la tierra durante más o menos tiempo, hasta que se desprendan de este material más grosero y puedan ponerse en contacto con las vibraciones más finas de las regiones superiores.
Por tal razón el avaro, el borracho, el hombre sensual y las personas de esa clase cuyos deseos son bajos y viciosos se quedan en esas religiones inferiores durante un tiempo mucho más largo que las personas llenas de altos ideales y aspiraciones espirituales. Las personas que se han esforzado durante su vida en extirpar sus vicios y en dominar su naturaleza inferior, sus cuerpos de deseos contienen comparativamente poco material grosero y éste se gasta pronto, dejándoles libres para elevarse a las regiones superiores.
En los vehículos sutiles, no hay órganos sensoriales especiales, pero igual como nosotros podemos sentir con toda la superficie de nuestro cuerpo, asimismo los Espíritus ven y oyen con cada átomo de su cuerpo espiritual, por adentro y por afuera. Lo que ellos perciben en realidad no son las cosas físicas que nosotros vemos con nuestra vista física, pero cada silla, pupitre u otro utensilio físico está interpenetrado por los dos éteres y la materia de deseos -y en esto que ellos ven- y para ellos es tan real y palpable como son las formas físicas para nuestros sentidos.
Es un hecho que la atmósfera terrestre gira juntamente con la Tierra y asimismo la materia de deseos que constituye el Mundo del Deseo de nuestro planeta. Sin embargo, los seres que se han despojado de su envoltura mortal y se encuentran en el Mundo del Deseo, pueden ver a través de la Tierra, con la misma facilidad que nosotros podemos ver a través de un vidrio.
La víctima de un asesinato se escapa del sufrimiento del Purgatorio, por encontrarse generalmente en un estado comatoso, hasta el momento que debía ocurrir la muerte natural, siendo cuidado debidamente a tal efecto, lo mismo sucede con las víctimas de los así llamados accidentes. Sin embargo, los últimos recobran la conciencia en seguida o un poco después de la muerte. Si el asesino es ejecutado en el período que transcurre desde el momento del asesinato y el momento indicado para la muerte natural de la víctima, entonces el cuerpo de deseos comatoso de aquélla, flota hacia su matador por atracción magnética, siguiéndolo por todas partes, sin un instante de tregua.
La reproducción del asesinato está siempre ante él, por lo tanto él siente el sufrimiento y la angustia que inevitablemente deben acompañar a la reproducción continua de su crimen, con todos sus horrendos detalles. Este estado dura tanto tiempo como debía vivir su víctima. En caso de que el asesino no haya sido ejecutado y su víctima haya pasado más allá del Purgatorio antes de su muerte, entonces el "cascarón" de ésta se queda para hacer la parte de Némesis en la reproducción del crimen.
Los sufrimientos en el Purgatorio son el resultado de crímenes morales y del resentimiento de los que han sido injuriados con esos crímenes. El cirujano que hace una operación constructiva, hace un favor que merece la gratitud de la persona operada y la imagen de esa operación en el panorama de la vida reaccionará para él en el Primer Cielo, con la gratitud de la persona ayudada.
Lo hará más voluntarioso para servir a los demás.
Por otra parte, esos cirujanos poco escrupulosos que persuaden a las personas a someterse a una operación con el propósito de hacerlo por afición a los experimentos o bien que las sacan de los hogares de beneficiencia con ese fin, seguramente tendrán la retribución que ellos se merecen. Respecto al Purgatorio para los viviseccionistas, hemos visto algunos casos que hacen parecer al infierno ortodoxo con su diablo y la horquilla, como un lugar de divertimento inofensivo. Sin embargo, no hay agentes exteriores de la
Naturaleza ultrajada para castigar a aquéllos -solamente existe la agonía de los animales torturados-, grabada en su panorama de vida reaccionando sobre ellos con triple intensidad (porque la duración de la vida purgatorial, es disminuida un tercio de la existencia física). Esta clase de personas no comprenden la carga que se están echando encima, de lo contrario las cámaras de tortura serían pronto desocupadas y el mundo contaría con una calamidad menos.
Cuando una persona (hombre o mujer) ha sido muy dura y cruel en esta vida, cuando no ha tomado en cuenta los sentimientos del prójimo y ha hecho sufrir a otros, veremos que sus sufrimientos en el Purgatorio serán muy agudos, aún intensificados por el hecho que la existencia purgatorial, es más corta que la vida terrestre, es decir que el dolor se intensifica en proporción a como se acorta la duración. Sin embargo, es evidente que si esas experiencias fueron continuas y el dolor engendrado por un acto fuera seguido inmediatamente por otro, entonces se perdería mucho del efecto del sufrimiento sobre el alma, pues ésta no podría sentir toda su intensidad. Por lo tanto las experiencias parecen venir en oleadas y hay un período de espera después de cada período de sufrimiento para que el próximo pueda ser sentido en plena intensidad.
Dios nunca busca la venganza y sólo quiere enseñar a los que se permiten obrar mal para que no repitan sus malos actos, imponiéndole al malhechor dolor por dolor. Este procedimiento lo impelerá en una vida futura a respetar los sentimientos ajenos y a ser misericordioso para con todo el mundo. Por lo tanto la máxima intensidad del dolor es necesaria para la conservación de la energía y para hacerlo bueno y puro más pronto, lo que no sería el caso si el dolor fuera continuo y el sufrimiento correspondientemente menos agudo.
Si el difunto pudiera dejar tras sí todos sus deseos, se desprendería bien pronto del cuerpo de deseos, quedando así libre para entrar en el mundo celeste, pero no sucede así generalmente. La mayoría de los hombres, especialmente si mueren en la primavera de su vida, tienen muchos lazos y mucho interés por la vida de la tierra. Al perder su cuerpo físico no por eso han alterado sus deseos y, en realidad, muy a menudo sus deseos son aumentados por un anhelo intensísimo de volver. Y esto obra sujetándolos más al Mundo del Deseo en una forma poco agradable, aunque desgraciadamente no lo comprendan así. Por otra parte, las personas viejas y decrépitas, los que han sido debilitados por una larga enfermedad y están cansados de la vida, pasan por él rápidamente.
Esto se comprenderá mejor por la siguiente ilustración: una semilla se separa fácilmente del fruto maduro, pues la pulpa no se adhiere a ella, mientras que en una fruta verde la semilla se aferra con tenacidad a la carne. Compréndase entonces que es muy duro para las personas el verse privadas de su cuerpo por un accidente, mientras se encuentran en la plenitud de sus fuerzas y salud físicas, embargadas bajo muchos aspectos en las actividades de la vida diaria, ligados por los lazos matrimoniales, de familia, de relaciones, de amigos y parientes y en la realización de negocios y placeres.
El suicida, que trató de huir de la vida, únicamente encuentra que está más vivo que nunca y en el más lastimoso estado. Puede observar a aquellos a quienes ha perjudicado, quizás por sus actos y, lo peor de todo, es que tiene un inexpresable sentimiento de "vacuidad", de estar "ahuecado" o "vacío". La parte del aura ovoide en la que generalmente está el cuerpo denso, está vacía y, aunque el cuerpo de deseos ha tomado la forma del cuerpo denso perdido, se siente como si fuera una cáscara vacía, porque el arquetipo creador del cuerpo en la Región del Pensamiento Concreto, persiste como molde vacío, por decirlo así, durante tanto tiempo como debió vivir el cuerpo denso.
Cuando una persona muere de muerte natural, aunque sea en los albores de su vida, la actividad del arquetipo cesa y el cuerpo de deseos se ajusta por sí mismo, como para ocupar la forma por completo, pero en el caso del suicida, el espantoso sentimiento de "vacío", permanece hasta que llega el tiempo en el que, por el curso natural de los acontecimientos, debió ocurrir su muerte.
Mientras el hombre mantenga anhelos relacionados con la vida terrestre, debe permanecer en su cuerpo de deseos y como el progreso del individuo requiere que éste pase a las Regiones Superiores, la existencia en el Mundo del Deseo debe ser forzosamente purgadora, tendiente a purificarlo de sus ansias. El cómo se ejecuta, será bien comprendido tomando algunos ejemplos definidos.
El avaro que ama a su oro en la vida terrestre lo sigue amando igual después de la muerte; pero, en primer lugar, no puede adquirir más, porque no tiene cuerpo denso a su disposición para ello y, lo que es peor de todo, ya no puede guardar lo que acumuló durante su vida. Probablemente irá y se sentará al lado de su caja fuerte y observará su querido oro o las acciones, pero sus herederos aparecerán y, quizás burlándose hablarán del "viejo avaro" (a quién no ven, pero que son vistos y oídos por este último), abrirán su caja y aún
cuando aquel se arroje sobre su oro para protegerlo, ellos echarán mano al dinero, sin imaginarse siquiera que el avaro anda por allí y gastarán su tesoro, mientras él que lo acumuló se queda sufriendo y con una rabia impotente.
Sufrirá intensamente y sus tormentos serán tanto más terribles, porque son completamente mentales, pues no tienen lugar en el cuerpo denso que embota el sufrimiento hasta cierto punto. En el Mundo del Deseo esta angustia tiene amplia expansión y el hombre sufrirá hasta que aprenda que el oro puede ser una calamidad o un azote. En esta forma se va contentando gradualmente con su suerte y se libera por último de su cuerpo de deseos y puede seguir adelante.
Podemos tomar también como ejemplo, el caso de un borracho, tiene tanto gusto por los licores, después de su muerte como antes de ella. No es el cuerpo denso el que le pide bebida, se ha enfermado por el alcohol y quisiera pasarse sin él; vanamente protestará en diversas maneras, pero el cuerpo de deseos del bebedor exigirá la bebida y obligará al cuerpo denso a tomarla, para que así resulte una sensación de placer, pues aquel producto aumenta la vibración. Este deseo subsiste después de la muerte del cuerpo denso, pero el
bebedor no tiene en su cuerpo de deseos ni boca para beber ni estómago capaces de contener licores físicos. Puede y así lo hace, ir a los bares o cafés, donde interpola su cuerpo dentro del de los bebedores para aprovecharse así un tanto de sus vibraciones por inducción, pero esto es demasiado débil como para darle satisfacción. Puede y así lo hace, meterse en un tonel de whisky, pero, esto tampoco le da resultado, porque en un barril no se producen los vapores que sólo se generan en los órganos digestivos del borracho. No tienen el menor efecto sobre él y se encuentra en parecidas circunstancias a las que se encuentra el hombre en un bote abierto si estuviera en medio del Océano.
"Agua, agua por doquier, pero ni una sola gota para beber" y, en consecuencia, sufre intensamente. Con el tiempo aprende, sin embargo, la inutilidad de desear bebidas que no puede obtener. De la misma manera como sucede con muchos de nuestros deseos en el Mundo del Deseo, mueren por falta de oportunidad para satisfacerlos. Cuando el borracho ha sido así purgado, está pronto en lo que concierne a esa costumbre, para dejar el estado
del "purgatorio" y ascender al mundo celeste.
Los borrachos del Mundo del Deseo, habitualmente tratan de fabricar la bebida de la cual tienen sed tan pronto que se enteran que es posible moldear la materia de deseos en todo lo que ellos anhelen que sea; pero por unanimidad ellos declaran que las bebidas fuertes o drogas que fabrican de esa manera, no dan satisfacción. Pueden imitar el gusto perfectamente, pero la bebida así fabricada no puede emborracharlos. Lo mejor que ellos pueden hacer para darse el gusto y la sensación de la borrachera, es de interpolar su cuerpo en el de un beodo que viva aún en el Mundo Físico. Por lo tanto, siempre concurren a los bares empeñándose en obligar a los frecuentadores de esos lugares a tomar con exceso.
Ellos dicen también que obtienen considerable satisfacción de los vapores que exhala el aliento de los borrachos en cuerpo físico y, por más pesada y acre que sea la atmósfera de los bares, más cerca se encuentran ellos de hallar la satisfacción buscada. Si solamente los caracteres débiles que visitan esos bares pudieran ver y comprender las tácticas repugnantes de los invisibles condenados que llenan tales lugares, sin duda ellos despertarían a la realidad.
Y así serían ayudados aquellos que no han ido aún demasiado lejos para volver sobre sus pasos y, seguir en el sendero de la decencia y de la vida honrada. Pero, gracias a Dios (tanto para los visibles como para los invisibles bebedores) no es posible crear un refugio de vicios en la materia de deseos, pues la fuerza de Repulsión tiende a destruirlo tan pronto como se forma.
Tomamos como ejemplo el caso de un borracho que se convierte en una bestia y, al mismo tiempo maltrata a sus hijos, privándolos de las necesidades diarias y de la educación que ellos deben recibir, golpea a su mujer, dando a sus vástagos un mal ejemplo y rebajando así su moral.
Después de la muerte el hombre sentirá en el Purgatorio las torturas de la sed de bebidas, que no podrá satisfacer y en segundo lugar experimentará todos los sufrimientos que infligió a su familia. Así pagará por sus malos actos y es cierto que volverá a renacer con un registro limpio respecto a lo que concierne a los sufrimientos infligidos a su familia, pero él hizo una promesa de amar y proteger a la mujer que fue su esposa, cumpliendo con el acto
procreativo y suministrando así el núcleo para un cuerpo nuevo, él asumió la responsabilidad de la paternidad para con los niños que vinieron a él en busca de ayuda y de un ambiente conveniente. No cumplió entonces con sus obligaciones de padre y, por lo tanto, existe un lazo entre él y los miembros de su familia. Tiene una deuda para con ellos de amor y de servicio que deberá pagar en algún tiempo futuro. Por lo tanto en una vida posterior esos Egos, se encontrarán en una situación que le permitirá y le dará la oportunidad al ex-borracho de ser bueno con ellos. Si no aprovecha esa oportunidad, entonces en una vida más lejana, podrá hacer un favor equivalente a alguna otra persona. Es para su bien, que deberá hacer este favor, así evolucionará su naturaleza benévola hasta convertirse en un amor universal que abarque a todo.
La misma regla rige para todos los casos y como las condiciones extremas son los mejores ejemplos, podemos describir la relación que se entabla entre el asesino y su víctima. Después de su muerte el asesino sufrió en el Purgatorio y su crimen ha sido borrado allí. Pero se estableció un lazo entre estos dos Egos y, en una vida futura, se encontrarán otra vez para que el asesino tenga la oportunidad de servir a su víctima de antaño y para que se reconcilien, convirtiéndose en amigos. El sentimiento de amistad debe hacerse universal, pues es el principio básico en el reino de Dios.
Cuando la ruptura ocurre entre el cuerpo de deseos y la mente, el cuerpo de deseos (de una persona demente que ha muerto) está aún desenfrenado después del fallecimiento y es causa para el Ego de muchas calamidades durante su existencia en el Mundo del Deseo. El Ego, por supuesto nunca está insano y lo que parece ser insania, proviene del hecho que el Ego no tiene ningún dominio sobre sus vehículos; el peor caso de todos es, sin duda, cuando está afectada la mente y el Ego está atado a la personalidad por muchísimo tiempo, hasta que los vehículos se desintegren.
En el principio de la guerra los cuerpos de deseos de los combatientes giraban a un ritmo muy acelerado y se había notado que mientras las personas que se morían a consecuencia de la enfermedad, de la vejez o de los accidentes ordinarios, recobraban su conciencia pronto, desde unos minutos hasta algunos días, los hombres muertos en la guerra eran en la mayoría de los casos inconscientes durante varias semanas y por extraño que parezca, los que estaban hechos pedazos parecían despertar más rápidamente que los miles de hombres con heridas pequeñas. Este problema fue resuelto sólo después de varios meses. Antes de estudiar las causas de este fenómeno debemos llamar la atención sobre el hecho de que las personas que morían muy enojadas y en cólera durante la primera parte de la guerra, cuando se despertaban en el mundo invisible empezaban a pelearse otra vez con sus enemigos y hasta que la gran obra educativa comenzada por los Hermanos Mayores y sus Auxiliares Invisibles logró sus frutos, esos hombres andaban con sus cuerpos mutilados
y en un gran estado de angustia por sus seres queridos que habían quedado atrás. Ahora tales incidentes son muy raros, porque se les enseñó a todos que el pensamiento puede crear nuevos brazos, piernas o caras. El odio patriótico desapareció y los "enemigos" que pueden hablarse en un mismo idioma a menudo fraternizan en beneficio de ambos.
El Purgatorio está lejos de ser un lugar de castigo; tal vez sea la región más benéfica de la Naturaleza, pues a causa de la purgación nosotros nacemos inocentes vida tras vida. La tendencia de cometer el mismo mal o pecado por lo que hemos sufrido, permanece con nosotros y la tentación de obrar mal de la misma manera se encontrará sobre nuestro camino, hasta que venzamos conscientemente el mal aquí; la tentación no es pecado, el pecado es sucumbir a la tentación.
Vemos, pues, que no hay tal deidad vengativa que ha hecho el Purgatorio o el infierno para nosotros, sino que los creadores de éstos han sido nuestros propios actos y malos hábitos. De acuerdo con la intensidad de nuestros deseos será el tiempo que tengamos que sufrir para purificarnos. En los casos antes mencionados no hubiera habido el menor sufrimiento para el bebedor por haber perdido sus posesiones materiales. Si hubiera tenido algunas, no se hubiera cuidado de ellas. Ni tampoco le habría causado el menor sufrimiento al avaro el encontrarse privado de alcoholes embriagantes. Podríase afirmar que nada le hubiera importado que no existiera ni una sola gota de licor en el mundo. Pero si se preocupó por su oro y el borracho por su bebida y así, la inconmovible ley da a cada uno lo que necesita para purificarse de sus intensos e impíos deseos y malos hábitos.
Esta es la ley que está simbolizada por la guadaña de la gran segadora, la Muerte; la ley que dice: "aquello que el hombre sembrase, eso mismo recogerá". Es la ley de Causa y efecto, que rige todas las cosas en los tres mundos, en cada región de la Naturaleza física, moral y mental. Por todas partes, obra inflexiblemente regulando todas las cosas, restableciendo el equilibrio aún donde el menor acto haya producido una perturbación, desequilibrio que todos los hechos producen. El resultado puede manifestarse inmediatamente o puede demorarse durante años o vidas enteras, pero algún día y en alguna parte se hará la justicia y equivalente retribución. El estudiante debe notar muy especialmente que el trabajo de la ley es completamente impersonal. En el universo no existe ni recompensa, ni castigo. Todo es el resultado de la ley invariable.
Para resumir, podemos decir que todas nuestras deudas se pagan en el Purgatorio, es decir, las deudas por nuestros pecados y el mal que hemos hecho, pero nuestras deudas respecto al amor, a la amistad y el servicio amoroso quedan para liquidarse en vidas posteriores.

del libro "El Cuerpo de Deseos", de Max Heindel

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https://www.youtube.com/watch?v=7kZHD78Yor8&feature=youtu.be

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