El Cuerpo de Deseos

El Cuerpo de Deseos
Prometeo Encadenado

sábado, 6 de marzo de 2010

Influencia del Pensamiento - en vimeo y en you tube -


Capítulo VI

INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO

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https://www.youtube.com/watch?v=lvzH2lRu5RU&feature=youtu.be

Es una ley del Mundo del Deseo que como el hombre piensa, así es -literalmente y sin otras calificaciones-.

El cuerpo denso formado de la substancia inerte de la Región Química, vivificado y vitalizado por el cuerpo vital (que se compone de los cuatro éteres de la Región Etérica) recibe el incentivo para la acción del cuerpo de deseos, incentivo que los animales siguen ciegamente, pero que en el hombre es controlado por otro factor -la razón-, la cual obliga, a veces, al hombre a contrarrestar el deseo. Si no hubiera otras regiones en la naturaleza, además del Mundo Físico y del mundo del Deseo, no existiría este factor. Existirían los minerales, las plantas y los animales, pero el hombre, un ser que piensa y razona, no podría existir en la Naturaleza.
Nosotros mismos, como Egos, funcionamos directamente en la sutil substancia de la Región del Pensamiento Abstracto, que hemos especializado dentro de la periferia de nuestra aura individual. De allí obtenemos las impresiones que nos produce el mundo externo sobre el cuerpo vital a través de los sentidos, junto con los sentimientos y emociones generados por ellas en el cuerpo de deseos y reflejados en la mente.
De estas imágenes mentales formamos nuestras conclusiones en la Región del Pensamiento Abstracto, concernientes a los asuntos a los que se refieren. Esas conclusiones son ideas. Por el poder de la voluntad proyectamos las ideas a través de la mente, donde toman forma concreta como pensamiento-forma, extrayendo materia mental para cubrirse, de la Región del Pensamiento Concreto.
La mente es como los lentes proyectores de un estereoscopio. Proyecta la imagen en una de las tres direcciones indicadas seguidamente, de acuerdo con la voluntad del pensador, lo que anima el pensamiento-forma.
1) Puede proyectarse contra el cuerpo de deseos, con el fin de despertar el sentimiento que impela a la acción inmediata. Si el pensamiento produce interés, se despertará una de las dos fuerzas gemelas: Atracción o Repulsión.
a) Si es la Atracción, la fuerza centrífuga se despierta, toma el pensamiento, lo impulsa hacia el cuerpo de deseos, presta vitalidad a la imagen y la envuelve en materia de deseos. Entonces el pensamiento puede obrar sobre el cerebro etérico e impulsar la fuerza vital hacia los apropiados centros cerebrales, nervios y músculos que efectuarán la acción necesaria. En esta forma se gasta la fuerza del pensamiento y la imagen subsiste en el éter del cuerpo como memoria del acto y del sentimiento causado por él.
b) Si la Repulsión, la fuerza centrípeta, es la despertada por el pensamiento, habrá una lucha entre la fuerza espiritual (la voluntad humana) dentro del pensamiento-forma y el cuerpo de deseos. Esta batalla es la que se entabla entre la conciencia y el deseo, entre la naturaleza superior y la inferior. La fuerza espiritual, a pesar de la resistencia tratará de envolver el pensamiento forma en suficiente materia del cuerpo de deseos para manipular el cerebro y los músculos. La fuerza de Repulsión tratará de dispersar la materia apropiada
y expulsarla del pensamiento. Si la energía espiritual es fuerte, forzará su camino a través de los centros nerviosos y la envolverá en materia de deseos mientras manipula la fuerza vital, compeliéndola así a la acción y entonces dejará sobre la memoria una impresión vivida de la batalla y de la victoria. Si la energía espiritual se gasta antes de que se haya producido el acto, será sobrepasada por la fuerza de Repulsión y será archivado en la memoria como todos los demás pensamientos-formas cuando han agotado su energía.
Tenemos en nuestro cuerpo dos sistemas nerviosos, el voluntario y el involuntario. El cuerpo de deseos maneja directamente el primero y gobierna los movimientos del cuerpo y siempre trata de romper y destruir, siento frenado sólo parcialmente en su obra despiadada por la mente.
Es esta guerra entre el cuerpo vital y el cuerpo de deseos que produce la conciencia en el Mundo Físico, pero de no actuar la mente como un freno sobre el cuerpo de deseos, nuestras horas de vigilia serían muy cortas y también nuestra vida, pues el cuerpo vital sería superado en sus esfuerzos por el descuidado cuerpo de deseos. Esto lo vemos en el agotamiento que sigue a un acceso de ira, porque la ira es una condición en la cual el hombre pierde el dominio de sí mismo y entonces, el cuerpo de deseos gobierna sin restricciones.
La enfermedad se presenta bajo distintas formas, una de estas es la insania, que también tiene varias formas. Cuando la conexión entre los centros sensoriales del cuerpo denso y del cuerpo vital está desviada y cuando a veces la cabeza del cuerpo vital cuelga encima de la cabeza densa en vez de estar en posición concéntrica, entonces el cuerpo vital queda mal ajustado con los vehículos superiores y también con el cuerpo denso y tenemos el caso del idiota dócil. Cuando los cuerpos denso y vital están bien ajustados pero hay una ruptura entre el cuerpo vital y el de deseos, tenemos el mismo caso, pero cuando la ruptura se produce entre el cuerpo de deseos y la mente tenemos al maniático delirante, a quién es más difícil dominar que a un animal salvaje, ya que este último está gobernado por un Espíritu-Grupo, mientras que el maniático obedece ciegamente los impulsos desenfrenados animales.
La tendencia natural del cuerpo de deseos es endurecer y consolidar todo cuanto se pone en contacto suyo. El pensamiento materialista acentúa esta tendencia en tal extensión, que muy a menudo produce como resultado en las vidas sucesivas, esa enfermedad horrenda, la consunción, que no es más que un endurecimiento de los pulmones. Éstos deben ser blandos y elásticos pero ocurre algunas veces que el cuerpo de deseos quebranta al cuerpo vital en la próxima vida, así que éste no puede contrarrestar el proceso de endurecimiento y, entonces, tenemos la tisis galopante. En algunos casos el materialismo pone quebradizo al cuerpo de deseos, por decirlo así; entonces no puede realizar debidamente su apropiado trabajo de endurecimiento del cuerpo denso y produce como resultado el raquitismo, huesos blandos.
Vemos, pues, los peligros que entraña el mantener tendencias materialistas.
Endurecimiento de las partes blandas del cuerpo, como en la consunción y reblandecimiento de las partes duras, óseas, como en la raquitis. Por supuesto, no todos los casos de consunción demuestran que el que la sufre fue un materialista en una vida anterior, pero el ocultismo afirma que ese resultado suele producirlo el materialismo.
Nuestros pensamientos tienen mucha más importancia que nuestros actos, pues si los tenemos benévolos, nuestros actos también serán buenos. Nadie puede mantener sentimientos de amor para su prójimo y hacer planes para ayudarlo espiritual, metal y físicamente, sin exteriorizar esos propósitos en algún momento de su vida; con sólo cultivar tales pensamientos, veremos pronto que el sol saldrá para nosotros. Notaremos que la gente se nos aproxima con las mismas intenciones que vamos hacia ella y si solamente pudiéramos comprender que el cuerpo de deseos (que nos rodea, extendiéndose de 16 a 18 pulgadas sobre la periferia del cuerpo físico) contiene todos esos sentimientos y emociones, nos aproximaríamos a la gente de un modo distinto. Entonces comprenderíamos que todo lo que observamos, es visto a través de la atmósfera que nos hemos creado en torno nuestro, coloreando todo lo que contemplamos en los otros.
Si el astrónomo emplea su voluntad y enfoca el telescopio como desee, diciendo a los lentes que sólo se ocupen de transmitir los rayos que reciban,dejándole a él los resultados, la obra se efectuará debidamente, pero si los lentes tuvieran una voluntad más fuerte y el mecanismo del telescopio estuviera ligado a ellos, el astrónomo se vería seriamente cohibido y tendría que luchar para mantener el instrumento en debida forma y el inevitable
resultado sería que las imágenes saldrían borrosas, de poco o ningún valor.
Así sucede con el Ego. Trabaja con un triple cuerpo que gobierna o que debería gobernar a través de la mente. Pero es triste decirlo, este cuerpo tiene una voluntad propia y es ayudado muy a menudo por la mente, frustrando así los propósitos del Ego.
Esta "voluntad inferior" antagónica es la expresión de la parte superior del cuerpo de deseos. Cuando tuvo lugar la división del Sol, la Luna y la Tierra, la porción más avanzada de la humanidad naciente experimentó una división del cuerpo de deseos en dos partes, la superior y la inferior. El resto de la humanidad sufrió una división semejante en la primera parte de la Época Atlante.
Esta parte superior del cuerpo de deseos se convirtió en una especie de alma animal.
Construyó el sistema nervioso cerebro-espinal y los músculos voluntarios, dominando por ese medio la parte inferior del triple cuerpo hasta que el eslabón de la mente fue agregado. Entonces la mente "se unió" a esa alma animal y se hizo co-regente.
La mente está, pues, limitada por los deseos; está sumergida en la egoísta naturaleza inferior, haciendo difícil que el Espíritu pueda gobernar el cuerpo. El foco, la mente, que debería aliarse a la naturaleza superior, está unida a la naturaleza inferior, esclava del deseo.
La ley de las Religiones de Raza se dio para emancipar al intelecto del deseo.
El "temor de Dios" fue puesto frente a los "deseos de la carne". Sin embargo, esto no bastaba para permitir el dominio del cuerpo y asegurarse su cooperación voluntaria. Fue necesario que el Espíritu encontrara en el cuerpo otro punto de apoyo, que no estuviera bajo el dominio del cuerpo de deseos.
Todos los músculos son expresiones del cuerpo de deseos y forman un camino directo hasta el punto principal donde la mente traidora está pronto para reunirse al deseo y reinar suprema.

del libro "El Cuerpo de Deseos", de Max Heindel

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